El fieltro se compone principalmente de fibras de lana, aunque también puede incluir fibras sintéticas como poliéster o acrílico. La lana es la fibra más comúnmente utilizada debido a sus propiedades naturales, que incluyen resistencia al fuego, elasticidad y capacidad para absorber humedad sin perder sus propiedades aislantes.
Entre las propiedades más importantes del fieltro se encuentran su resistencia a la compresión y su capacidad de absorción. El proceso de fabricación involucra la aplicación de calor, humedad y presión para entrelazar las fibras, creando un material compacto y resistente. Esta densidad le permite absorber impactos y amortiguar vibraciones, lo que es crucial en aplicaciones industriales y de protección.
Otra propiedad esencial del fieltro es su capacidad de filtrado. Gracias a su estructura densa y porosa, el fieltro puede retener partículas finas, lo que lo hace ideal para filtros en sistemas de aire y agua. Además, su capacidad para mantener la forma bajo presión lo hace adecuado para una amplia gama de usos mecánicos y de ingeniería
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